Monday, July 19, 2021

Genilma Boehler: La tradición Metodista: Educar para la autonomía y la libertad

La publicación de blog de hoy está escrita por la Rvda. Dra. Genilma Boehler. Dra. Boehler es Doctora en Teologia por la EST (Escuela de Enseñanza Superior) de Sao Leopoldo, da IECLB, pastora-presbítera da Igreja Metodista do Brasil e missionária de Ministérios Globais atuando como docente na Universidade Metodista Unida de Moçambique, África, desde janeiro, 2020.

Entre los archivos históricos de la tradición Metodista se encuentra los registros de la influencia que tuvo Suzannah Annesley Wesley (1669-1742), madre de John Wesley, en la formación de sus diecinueve hijos/hijas. Es conocido acerca de su método de alfabetización: siempre que uno de sus hijos o hijas cumplían cinco años, Suzannah se dedicaba por seis horas en este día para enseñarle las letras del alfabeto (como un regalo de cumpleaños) y por más tres meses, para mediante palabras de la Sagrada Escritura, enseñarle a leer. En los registros de su vida, mediado por la oportuna metodología de los diarios de vida, se encuentra en una primera nota su frustración por haber fallado con este método, con tres de sus hijos. Dicho de otro modo: tres criaturas nacidas de Suzannah no fueron capaces de memorizar el alfabeto en un día y de leer en tres meses, en la terna edad de cinco años. Pero, en estos mismos registros se encuentran más adelante su auto-evaluación, cuando afirma que ha reflexionado y aprendido que un ser no es igual a otro ser. Que cada cual tiene sus singularidades y capacidades, que ni siempre acompañan a un mismo tiempo. Tales apuntes nos llevan a creer que esta magnífica señora no ha desistido de enseñar a leer a cada uno de sus hijos o hijas, aún que alguno no aprendiera en el tiempo que ella había estipulado como el ideal.

Mi memoria como cristiana y educadora Metodista ha buscado en Suzannah A. Wesley la inspiración para reflexionar acerca de este legado de nuestra tradición wesleyana. Recuerdo que entre los años 2004 a 2010 en dos instituciones Metodistas de Educaciòn en Brasil, hemos probado algunas excelentes experiencias aplicadas en el IPA, Centro Universitàrio Metodista de Porto Alegre, RS y en el Instituto Metodista Izabela Hendrix, en Belo Horizonte, MG. Nuestra equipe de gestión guiada por el Rector Jaider Batista da Silva, hemos trabajado con políticas de inclusiones socio-económicas para becas de estudios. Se definiera perfiles que reflejaban las necesidades de poblaciones económicamente empobrecidas y con dificultades para oportunidades de formación especializada, universitaria, y a la vez con recortes de exclusión basados en raza (color de piel, afrodescendientes), etnias (poblaciones indígenas y quilombolas[1]), género (mujeres reclusas en presidios femeninos), diversidad sexual (como travestis o homosexuales), movimientos sociales (sin tierra, sin viviendas, etc), personas que vivían en las calles de las dos grandes ciudades Porto Alegre y Belo Horizonte. Además se abrió con becas para extranjeros de países emergentes, extremamente pobres como Haití (en Caribe), Mozambique (África), Kosovo (Europa).

Los dos Centros Universitarios Metodistas, en ambas ciudades, son centenarios y por tradición trabajaron en la formación de una élite, oriundas de clases sociales con acceso a recursos y estabilidad financiera para pagar mensualidades de instituciones privadas para la educación superior. Ciertamente ofrecer becas para sectores marginados y empobrecidos ha generado resistencias y mucho ruido por parte de estudiantes y docentes. Pero, con el experimento, lo que hemos constatado es que la presencia de seguimientos sociales diferentes pueden traer excelentes resultados en la educación, desde los grupos y clases presenciales o virtuales, con posibilidades de construcción de conocimientos críticos, comparados de alto nivel, con oportunidades de preguntarse acerca de temáticas antes no valoradas. Además, ha generado posibilidades de estructuración de inteligencias y soluciones hacia el futuro, para problemas que hasta entonces no habían sido considerados en la enseñanza y en las investigaciones, en los cursos ofertados en las diversas carreras de tales instituciones.

Posteriormente, entre los años 2011 a 2019, como misionera de Ministerios Globales, he sido asignada como profesora de Teología para la Universidad Bíblica Latino Americana (UBL), en Costa Rica. Tal institución con más de 90 años de tradición, es muy competente en la Teología de la Liberación Latinoamericana. Sus estudiantes llegan de muchos países Latinoamericanos y Caribeños. Como institución especializada en Teología, la formación que ofrece está muy direccionada a líderes/lideresas, pastores y pastoras de Iglesias de las varias vertientes evangélicas (Metodista, Bautista, Presbiteriana, Pentecostales y Neo pentecostales), como también monjas o laicos de la Iglesia Católica Romana.

En la UBL, lo que ha sido para mi, como docente, más relevante ha sido la riqueza cultural de las personas estudiantes oriundas de diversas culturas y con formación académica plural. Muchas de ellas llegaron a la enseñanza universitaria con una formación mínima de lo que se tiene como formación básica. Se por un lado la educación superior conducía a una exigencia de estudios basados en lecturas y en las investigaciones profundadas en las temáticas actuales y desafiadoras, generando muchas veces dificultades personales por la falta de preparo académico; por otro lado, la riqueza cultural que permeaba al conjunto de estudiantes, generaban debates fecundos y conclusiones inusitadas como resultados de las investigaciones propuestas. Quiero decir que la experiencia que detiene las particularidades socio-culturales suman con la construcción del saber científico, generando nuevos resultados o de comprensiones de la misma realidad que desafían al saber de la Vida y de Dios y los retos que hay hacia adelante, en nuestras vivencias humanas y/o comunitarias.

Finalmente me encuentro a trabajar en África, Mozambique, en la Universidad Metodista Unida, ubicada en Cambine, desde inicios de 2020. Uno de los elementos que me desafían por acá, está en primer lugar en la diversidad lingüística. Mozambique es un país que habla 42 idiomas diferentes además del portugués, que es la lengua del colonizador. Uno de los aspectos curiosos y que dificultan a quien ocupa el lugar de la docencia, es que estudiantes piensan con sus códigos lingüísticos maternos y poseen mucha dificultad de comprender y captar epistemologías que fueron generadas en medios académicos que nada tienen que ver con su modo de pensar o de hablar local. Además África, a las orillas del Océano Índico y más al Sur, está muy distante del pensamiento Occidental. Entonces, se observa algunas dificultades: Es difícil para las personas estudiantes captaren las disonancias entre las teorías Occidentales, hasta porque se constituyeron en mundos muy distantes y desconocidos para las gentes mozambicanas. En segundo lugar, la riqueza cultural basada en las relaciones parentales y de contextos rurales diferencian de un bagaje urbano y academicista. Por otro lado, las culturas locales son transmitidas oralmente, y por lo tanto, el academicismo registrado mediante la escrita, causan dificultades de comprensión, o dicho de otro modo: el académico por muchas veces intenta imponerse sobre el conocimiento local, arraigado en tradiciones y en experimentos de miles de años. Acá en África como en Centroamérica, con estudiantes advenidos de las culturas milenarias indígenas, he vivenciado el desafío que traban el academicismo con el conocimiento cultural que permean las mentes de quien estudian.

Vuelvo a la memoria mencionada inicialmente de Suzannah A. Wesley: ninguna persona es igual a la otra. Las personas, como sujetos - de sus inteligencias, deseos, subjetividades marcadas por las herencias culturales – no obedecen a un mismo orden de estructuración cognitiva. Esto no significa que alguien es superior al otro, porque va más rápido, como también no quiere decir que puede ser que unos sepan más que otros, por una o otra condición socio-cultural. No se trata de caer en las trampas de los cientificismos universales o en las superioridades de quienes poseen poder político-económico. Pero, al caminar con personas que pertenecen a múltiples culturas, aprendemos que no hay pesos o medidas para clasificar la capacidad de las gentes de saber y de conocer. Siempre habrá universos nuevos y curiosos para estimular nuestra atención y para captar otras nociones que son tan verdaderas como otras que existen en el universo del conocimiento.

La educación comprendida de este modo, posibilita pensar al humano como ser de aprendizaje. Somos todos aprendices. Jamás hay un límite para el saber! Siempre se encontrará un horizonte que nos escapa y que apunta para el más allá, y que hay tantas cosas a conocer, mucho todavía a desvendar, inteligencias por venir a nuestros encuentros.

El metodismo desde sus orígenes estuvo marcado con las metas de la educación. Educar para la autonomía y para la libertad. Jamás educar para la esclavitud, para el sometimiento, para la exclusión. Se algo nos enseña la fuente que aplicaba Suzannah A. Wesley en sus métodos de alfabetización – las Sagradas Escrituras – es que la palabra escrita una vez descifrada desde los códigos del alfabeto, abren ventanas libertarias para la vida y sus misterios, para el humano y para el encuentro con Dios.


[1] Los llamados “Quilombos” en el pasado constituyan en locales de refugios para los africanos que huyan de su condición de esclavos en Brasil. Hoy día se llaman Quilombolas a los descendentes y remanecientes de estos refugios.

No comments:

Post a Comment